JUEVES SANTO. Ciclo A (Ex 12, 1-8.11-14; Sal 115, 12-18; 1Cor 11, 23-26; Jn 13, 1-15)

Cada Jueves Santo escuchamos la pregunta de Jesús: “¿Comprendéis lo que acabo de hacer?” E inmediatamente, casi sin dar tiempo a dejar reposar la pregunta, ya hemos contestado en nuestro interior, porque nos sabemos este evangelio casi de memoria: “Hay que hacer lo que tú haces: hemos de servirnos unos a otros”. Pero al contestar tan deprisa olvidamos ver las trampas escondidas en el servicio. La mayor proviene de que solo queremos servir y dejarnos servir como señores y no como siervos. Habitualmente servimos para mostrarnos, para decirnos. Habitualmente aceptamos lo que nos dan los demás cuando creemos que lo merecemos, pero nos cuesta ‘Dios y ayuda’ aceptar la gratuidad sobreabundante de los otros y de Dios, porque esta gratuidad nos desarma.

Creo que es por eso, al menos en parte, por lo que el servicio no termina de funcionar del todo. Porque demasiadas veces lo hacemos para sentir lo que valemos, aunque sea de forma inconsciente, y los otros lo sienten y se sienten humillados o no quieren colaborar con nuestra auto-exaltación. O, visto desde la otra parte, no aceptamos el servicio de los demás porque no queremos sentirnos inferiores o necesitados. 

¿Comprendéis lo que he hecho y voy a hacer?, ¿comprendéis que sirvo como un siervo?  ¿Comprendemos? De Jesús hemos de aprender no solo a servir, sino a hacerlo como siervos. Sólo así los otros no sentirán que les hacemos de menos ni se sentirán humillados. Pero, antes que nada, hemos de aprender a recibir, aunque la palabra suene dura, como ‘siervos inútiles’, es decir, reconociendo lo inmerecido del don que Dios nos entrega en Cristo y en los demás.


Pintura de Daniel Bonnell, Jesús lava los pies de Pedro

Comentarios

Entradas populares de este blog

LA CELDA. Jornada pro orantibus - 2023

Los ángeles de la noche (cuento de Navidad)