ANILLOS DE HUMO

“¡Buenos días! -dijo Bilbo. […] ¿Qué quieres decir? -preguntó Gandalf-. ¿Me deseas un buen día, o quieres decir que es un buen día, lo quiera yo o no; o que hoy te sientes bien; o que es un día en que conviene ser bueno?

Todo eso a la vez -dijo Bilbo- […] Entonces, Bilbo se sentó en una silla junto a la puerta, cruzó las piernas y lanzó un hermoso anillo de humo gris que navegó por el aire sin romperse […]

Muy bonito -dijo Gandalf. Pero esta mañana no tengo tiempo para anillos de humo. Busco a alguien como quien compartir una aventura que estoy planeando y es difícil dar con él.

Pienso lo mismo… En estos lugares somos gente sencilla y tranquila y no estamos acostumbrados a las aventuras. ¡Cosas desagradables, molestas e incómodas que retrasan la cena!”

En esta escena inicial de El Hobbit, Tolkien retrata la necesidad de personas que estén dispuestas a arriesgar su propia comodidad para que el mundo no caiga en manos de los intereses más oscuros que nos habitan y de la desidia con que nos tomamos el problema del mal cuando las cosas nos van bien. Puro hiperrealismo. 

 

Texto tomado de John R.R. Tolkien, El Hobbit, Planeta 2012, 13-14.

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