DOMINGO XXII. CICLO A. (Jer 20, 7-9; Sal 62, 2-9; Rom 12, 1-211, 33-36; Mt 16, 21-27)

Hay leyes que marcan la vida y las relaciones de los hombres entre sí. Existiría, nos dice el pensamiento inmediato, una lógica que organiza el mundo y a la que podríamos adaptarnos para que la vida se ensanchara favorablemente: “El esfuerzo tiene su recompensa”, “Si te portas bien con los demás, ellos se portarán bien contigo”, “La mentira tiene las patas cortas”. Muchas frases similares están inscritas en nuestra mente y nuestro corazón. Además, el creyente confía en que Dios mismo ha creado el mundo con orden y que estas leyes, por tanto, actúan eficazmente.

Y, sin embargo, de continuo nos topamos con la excepción y la contradicción. ¿Por qué el trabajo duro de muchos no es valorado y no consigue dar a la vida descanso?, ¿por qué el amor no es amado?, ¿por qué se imponen las mentiras de los poderosos?  Parece que algo tiene distorsionado el mundo y no lo deja fluir en su lógica de vida con la que está creado. Es en esta situación en la que se pronuncia el evangelio de hoy en el que Jesús asume la distorsión impresa en el mundo afirmándose en la lógica con la que Dios lo ha pensado. Dar la vida esforzadamente, aunque parezca perderse; amar incluso en la madriguera del mal, aunque eso signifique sufrir y ser rechazado; afirmarse en la verdad, aunque el poder de la mentira lo cubra todo.

De esta manera, Dios sigue siendo la semilla de vida en medio de su creación. Una semilla que, aunque parezca disolverse sin haber florecido, aparecerá exuberante con la resurrección. Así pues, Jesús se muestra testigo de las leyes divinas que llevan a la vida plena, cuando las leyes del mundo le invitan a pensar a corto plazo y a adaptarse a conveniencias y beneficios inmediatos. Esto significa cargar con la cruz: sufrir la oscuridad de la fe y el peso del amor en un mundo demasiado cegado por la mentira y el ensimismamiento egoísta.


Pintura de David Arms, Promesa

Comentarios

  1. Demasiado pesado se hace la Cruz cuando la mentira lo cubre todo, cuando eres rechazado, cuando dudas de todo hasta de uno mismo, hasta cuando dudas de tener esa fe q iluso de mí q me creía fuerte en la Fe
    Sólo hace falta un paso para perderlo todo. El desánimo se apodera de mi y ves imposible retornar la persona que fuiste en un pasado ahora ya lejano lejano...

    Gracias Paco gracias por ser ése alo de esperanza en medio de tanta oscuridad.

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