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DOMINGO V DEL TIEMPO DE CUARESMA. CICLO C (Is 43,16–21; Sal 125,1-6; Filp 3,8-14; Jn 8,1-11)

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Habitualmente en nuestras conversaciones con los demás nos presentamos con nuestros pensamientos y sentimientos ya definidos y decididos. Por eso tendemos a hablar protegiéndonos y pidiendo (escondidamente) que acepten nuestra posición o que la justifiquen como la evidente. En las discusiones entre los niños es muy habitual que, en cierto momento, pregunten a algún adulto con la expresión: “A que…”, para luego decir su posición. Lo que esperan es que se le diga: “¡Claro!”, para luego mirar con un cierto aire de seguridad al contrincante. En estos tiempos, esto podemos verlo de manera muy clara en las tertulias de televisión y en los discursos de los políticos. Porque lo hacemos también de mayores y, desgraciadamente, incluso con Dios. En el evangelio de hoy los escribas y fariseos, que ya tenían una postura tomada, le preguntan a Jesús: “Tú, ¿qué dices?”. Solo pretenden absorberle en sus planteamientos o acusarle de estar en contra de los intereses de Israel, como dice el texto: “Le ...

CONFERENCIA: Escuchar para ser (Dia de la Escucha / Teléfono de la esperanza)

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Cuaresma'25: A la puerta (quinto poema)

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DOMINGO IV DEL TIEMPO DE CUARESMA. CICLO C (Jos 5,9-12; Sal 33,2-7; 2Cor 5,17-21; Lc 15,1-3.11-32)

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¿Qué pasa cuando se nos mueve Dios de sitio?   ¿De qué sitio? No importa, simplemente del sitio donde le habíamos colocado como propio, del sitio en el que creíamos que estaba y de la forma que creíamos que tenía. Esto pasa cuando hemos hecho de Dios una parte de nuestra vida, colocándole donde y en la forma en que se adapta a lo que ya somos, ya pensamos y ya hacemos; con alguna exigencia que otra, pero siempre tan envueltas en su misericordia que lo que nos pide realmente termina sin ser una exigencia real. En esta posición en la que le tenemos, lo rodeamos con sus palabras favoritas. Palabras como justicia, misericordia, padre, juez, cielos, maestro, pero todas, como decía Frank Sinatra My way , es decir, pronunciadas a nuestra manera. Pues bien, cuando se mueve Dios de sitio, lo que pasa es que quedamos desconcertados y no sabemos muy bien a qué atenernos ni cómo reaccionar. Esto es lo que sucede al hijo menor de la parábola de hoy, que llevaba su discurso preparado para un...

Cuaresma'25: Desde la higuera (cuarto poema)

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