El rostro de Cristo (Arcabas)

Señor que no te agarras a tu poder para hacerte notar. Jesús que no tienes miedo a la dependencia y te pones en nuestras manos para ser tú mismo en nuestra carne. Señor que redimes nuestra pequeñez, tan miedosa de la vulnerabilidad, tan rebelde e insumisa a los procesos de nuestra carne dependiente y mortal. Jesús bebé que no haciendo nada nos enseñas a vivir la vida en aceptación agradecida. Señor, hijo que nos enseñas que siempre somos hijos de la vida, de los demás y de Dios.

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