EL COMBATE PERPETUO

A raíz de la salida de la coalición internacional de Afganistán y de la toma del país por los talibanes, y después de oír a un alto militar español que estuvo allí decir que no hay quien aguante el cansancio y la apatía de tantos años gastando dinero y trayendo muertos, vengo a pensar lo siguiente sobre la guerra que estamos librando todos.

Si dejo de buscar el silencio para respirar a Dios, el ruido invadirá un poco más el mundo haciéndonos olvidar quiénes somos realmente. Si me olvido de compartir algo de mi tiempo y mi dinero cada día, cada mes, cada año, los muros del mundo crecerán hasta hacernos olvidar que todos somos hermanos. Si dejo de hacer lo que es justo porque soy el único que lo hace, el mundo se irá transformando en un supermercado donde todo se compre y se venda. Si dejo de luchar contra las justificaciones de mis equivocaciones, el mundo se convertirá en un escondite de mentirosos. Si dejo de protestar contra lo que es injusto, también si lo realizan los que considero de mi bando, el mundo terminará en manos de los que solo quieren mantenerse en el poder. Si dejo de defender a quien está siendo tratado injustamente por lo que me pueda pasar, el poder del miedo y del chantaje será el dueño del mundo. Si no soy capaz de venir a menos para que los demás vayan a más, el mundo solo será una empresa donde buscar beneficios. Y así podríamos seguir.

Parece que nos hemos convencido de que los problemas del mundo se pueden arreglar sin que nos impliquemos, sin que nos manchemos, sin que paguemos un precio. Esta convicción no es sino el reflejo de que nos hemos convertido en una sociedad de niños malcriados. Hemos de comprender que todos estamos en una guerra escondida que no se acabará nunca y que Dios nos pide que luchemos nuestro combate hasta el final, hasta que Él llegue con poder. De nuestra perseverancia en la oración, en la justicia, en la generosidad, en el perdón, en la defensa de los pobres, marginados y violentados en la trinchera de nuestra vida cotidiana y, a veces, en incursiones más allá de ella, depende que el mundo sea habitable o que caiga en manos del espíritu del mal. Este, es bueno saberlo, siempre se viste de ángel protector de nuestra vida. 


Pintura: Chris Cook, La puerta que debería elegir.


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