La ambivalencia del deseo

Hay temas que por humanos se repiten en la literatura de mil formas. Robert Louis Stevenson reúne en su pequeña novela El diablo de la botella tres de ellos: la dificultad para conformarnos con lo que nos ha tocado en la vida, la fuerza de los deseos y la sobreabundancia del amor.

Un hombre ofrece a otro una botella por el poco dinero que lleva: “Cuando alguien compra esta botella -le dice- el diablo se pone a sus órdenes: todo lo que desee, amor, fama, dinero, casas como la mía, ¡ay!, o una ciudad como esta, todo será suyo […] Un inconveniente. Si uno muere antes de venderla, arderá para siempre en el infierno”.

Y este es el problema: ¿Acaso puede nuestro deseo conformarse cuando se le ha alimentado desmedidamente? Y es que el deseo solo encuentra su fuerza vivificadora cuando se arraiga en el amor y no en la posesión. Cuando lo hace, aún sin conformarse nunca, caminará hacia el cielo, como deja entrever el sacrificio final de la historia.


Texto: R. L. Stevenson, El diablo de la botella, Vagabundos 2010, 14. 

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