SOLEMNIDAD DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD (Dt 4,32-34.39-40; Sal 32; Rm 8,14-17; Mt 28,16-20)

¿Por qué nos duele tanto la pérdida de las cosas y las situaciones que hemos llegado a apreciar?, ¿es simplemente por el gen egoísta que parecemos llevar dentro? ¿Por qué nos duele tanto la pérdida de las personas que han dado vida a nuestra vida?, ¿de nuevo el gen egoísta que solo piensa en nosotros mismos? Por otra parte, ¿por qué nos hace tanto daño la indiferencia de los demás, su desprecio? ¿por qué la soledad nos pesa incluso si la necesitamos para ser nosotros mismos?

La razón es que nuestra vida no está configurada para ser algo así como una esfera cerrada y autosuficiente, separada y sin necesidades. La razón es que estamos creados como miembros de una especie de ecosistema que, por lo demás, ya nos habita por dentro. Somos siempre nosotros y los otros a la vez, nosotros y las otras realidades al mismo tiempo, de forma que sin todo lo demás y todos los demás no somos nosotros mismos. Y esto es el gozo denuestra vida, cuando todo se coaliga para ser uno sin que apenas nos demos cuenta, y esta es nuestra maldición cuando todo se separa o se enfrenta hiriendo la realidad total y, a la vez, nuestra más profunda intimidad.

Y es aquí donde los cristianos anunciamos un Dios uno y, a la vez, relacional, no solo en sí mismo, sino para su creación. Un Dios Padre que lo une todo porque todo procede de su amor expansivo y fiel, resistente a cualquier distanciamiento. Un Dios Hijo aventurero que busca todo y a todos para abrazarlos en su propio ser, en un ser donde todo puede reconocerse amado por el Padre y entrelazado en un cuerpo de vivificación mutua y continua. Un Dios Espíritu que siempre respira lo distinto y lo hace común, un anhelo que vive y moviliza todo hacia la armonía total.

Este es el Dios en quien creemos, en quien hemos sido bautizados para caminar hace la unidad salvífica, hacia la diversidad nunca agotada. Un Dios que nos invita a bañarnos de continuo en las aguas de su abrazo abierto y de su intimidad plural.


Pintura de ARCABAS, Trinidad

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