DOMINGO XIII DEL TIEMPO ORDINARIO (Sab 1, 13-15; 2, 23-24; Sal 29, 2-13; 2Cor 8, 7.9.13-15; Mc 5, 21-43)

No les fue fácil comprender a los discípulos qué eran los milagros, qué quería Jesús decir con ellos. No lo era porque al dolor que nos causa el sufrimiento no le gusta pensar, solo quiere gustar el bienestar. Por eso, habitualmente ellos y las gentes que le rodeaban solo buscaban arreglos concretos para la vida. Jesús, sin embargo, con sus acciones quería dejar signos de una vida que Dios ha sembrado y está haciendo nacer en el mundo, y cuyo fruto solo puede realizarse atravesando la historia, a veces tan oscura y dura, de los días de nuestra vida. Despierta (verbo egeiro en griego), le dice Jesús a la niña, como nos dice a nosotros. Y la niña se levantó (verbo anístemi , en griego) inmediatamente, como quiere que hagamos nosotros. El texto nos muestra que de la mano de Cristo y con la fuerza de su palabra evangélica podemos atravesar todas las muertes que pesan sobre nosotros y entrar en una vida llena solo de vida. De hecho, estos verbos son los que van a uti...