DOMINGO XXVII DEL TIEMPO ORDINARIO (Gen 2, 18-24; Sal 127, 1-6; Heb 2, 9-11; Mc 10, 2-16)

Para hacer nuestro el evangelio de hoy quizá debiéramos sustituir la referencia a Moisés por la referencia a las leyes de nuestra sociedad. Si lo hacemos podemos ver que la discusión con Jesús trata sobre cómo nosotros (como antaño los judíos) tratamos de hacer pasar por buenos comportamientos que se han colado en nuestra vida diaria y no sabemos ya vivir sin ellos. Algunos especialmente graves.  

Como la sociedad los ha admitido como buenos o como un mal menor, querríamos que Dios les diera una especie de marchamo de calidad. Pero esto es hacer trampas. El mal es mal, y si ya no sentimos mala conciencia o escándalo ante él cuando campa a sus anchas por nuestra vida y por la de nuestra sociedad lo peor que podemos hacer es buscar justificación en Dios y criticar a quien lo recuerda.

Nosotros, aquellos a los que el Señor ha elegido para ofrecer su evangelio, no podemos conformarnos con decir que el Señor es tan bueno que ya ni siquiera ve el mal. Se nos pide vivir según el designio originario de Dios, con el combate interno que esto supone, reconocer nuestra debilidad confesando nuestra fragilidad y pecado, y actuar proféticamente recordando a todos que no podemos bajar el listón del bien, que estamos creados para lo bueno.

En este sentido, es significativa la cifra de abortos que en estos días se nos revela en los periódicos sin que apenas nuestra sociedad y nuestra conciencia cristiana se escandalice, o que frente al problema de la inmigración nos escudemos en las leyes o, como mucho, nos alegremos de que existan algunas organizaciones de ayuda. O aquella idea de que, teniendo ideas o comportamientos más o menos cristianos, no hace falta rezar. Pero estos son solo algunos ejemplos. Vamos, que nos queda mucho que hablar y de muchas cosas con el Señor. 

 

Pintura de Miguel Ángel, Creación de Adán (Capilla Sixtina)

Comentarios

Entradas populares de este blog

Cuento a modo de meditación. DOMINGO DE PENTECOSTÉS.

Mañana de Corpus. Apócrifo