DOMINGO XV DEL TIEMPO ORDINARIO. CICLO C (Dt 30, 10-14; Sal 68, 14-37; Col 1, 15-20; Lc 10, 25-37)
Demasiadas veces nuestra relación con Dios parece una transacción, espiritual, pero transacción. Y así no terminamos de separar nuestra relación con él de las trampas de nuestros negocios y Dios queda preso de nuestras miserias: “Te doy menos para no quedarme sin algo”, “No te doy porque no me caes demasiado bien”, “No llegas a lo que tienes que darme para que yo te dé”, y así podríamos seguir. Con frases que pensamos ante Dios (consciente o inconscientemente) o que pensamos que él piensa frente a nosotros.
En el evangelio de hoy un maestro de la ley le pregunta cómo alcanzar (/ganar) la vida eterna) y Jesús le responde el doble mandamiento que conocemos de memoria, pero quisiera fijarme en que Jesús no le dice que así ganará o alcanzará algo, sino “Haz esto y así tendrás vida”.
Para
Jesús los mandamientos no son monedas con las que conseguimos que Dios nos dé
algo que necesitamos, y por eso solo serían buenos para conseguir otra cosa,
sino que son la forma de vida que abre las puertas de nuestro verdadero ser, que
ayuda a que se expanda la plenitud que nos llama desde nuestro interior, el
camino donde la vida de todos se va entrelazando con armonía y se manifiesta rica
en posibilidades y alegrías. Por eso Jesús responde: “Haz esto y tendrás la
vida”, la vida eterna que ya aquí se puede gustar, aunque sea bajo el velo de
la carne, bajo las torpezas y miserias con que nuestra desconfianza y nuestros
miedos retienen la mejor parte de nosotros mismos y del mundo.
Este
domingo podríamos pedir prestado a los Beatles aquel estribillo tan conocido que
cantaban a modo de jaculatoria: “All You Need Is Love” (Lo único que necesitas
es amor), y no dejar de repetirlo en nuestra cabeza y en nuestro corazón, y pedir
a Jesús que nos enseñe a vivirlo porque es él quien posee la vida y la alegría eternas.
Imagen tomada de Internet.
Yo le pondría este título: A cada corazón una misión de amor.
Y añadiría: Dejemos que Dios construya el paraíso entre nosotros.
A lo dejemos que Dios construya el paraíso entre nosotros .
ResponderEliminarMe recuerda cuando daba catequesis y le decía a los chicos que teníamos que construir el paraíso aquí nosotros y ellos me contestaban eso es imposible y yo insistía pero si no lo creemos si que será más difícil de hacer....
Sólo tenemos que dejar a Dios que actúe en nuestras vidas.
Que fácil decirlo, verdad.....