DOMINGO XXVII DEL TIEMPO ORDINARIO. CICLO C (Hab 1,2-3; 2,2-4; Sal 94, 1-2.6-9; 2Tim 1,6-8.13-14; Lc 17,5-10)

¿Qué quiere decir Jesús cuando afirma: "si tuvierais fe como un granito de mostaza podríais decir a una morera: «Arráncate de raíz y plántate en el mar», y os obedecería”? Esta afirmación responde a la petición de más fe de los discípulos. Lo hacen, sin embargo, antes de que sepan por experiencia que tienen poca fe. Porque esta petición se hace dramática cuando Jesús nos lleva hasta el límite de nuestras fuerzas, hasta ese lugar donde el mundo no respeta nuestras necesidades, nuestros méritos, nuestras razones, nuestras obligaciones. Ese lugar donde el mundo parece tragarnos sin importarle si es razonable o no, si es justo o no, si estamos preparados o no. Ese es el lugar donde sentimos que nuestra fe es siempre demasiado pequeña. En las palabras de Jesús, ese lugar está simbolizado por el mar. Y, paradójicamente, es en él donde nos dice que podríamos plantarnos y sostenernos y echar raíces. La morera de la que habla y a la que nos dice que podríamos pedir que se plante en el mar ...