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Mostrando entradas de octubre, 2025

DOMINGO XXXI. CONMEMORACIÓN DE TODOS LOS FIELES DIFUNTOS. CICLO C (2Mc 7,1-2.9-14; Sal 16,.5-6-8-15; 2Tes 2,16-3, 5; Lc 20,27-38)

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De pequeños somos traídos y llevados, somos acogidos, alimentados, vestidos, sostenidos… y todo pasa con una naturalidad que nadie pone en tela de juicio que esto es lo normal. Pero un día queremos ser nosotros mismos por nosotros mismos y ese mismo día empiezan los problemas. Necesitamos tener una identidad no solo recibida, sino también hecha por nuestras propias cualidades y valores; necesitamos saber que somos valiosos por nosotros mismos y, por eso, nos separamos a los demás y les decimos que nosotros no somos ellos y que podemos pensar y decidir y hacer sin depender de ellos. Y, siendo esto necesario, olvidamos (y este es el problema), que podemos y debemos serlo con ellos, desde ellos y para ellos. Es aquí donde la muerte se hace fuerte, donde nos sale al encuentro porque nos visita en cada una de las cosas que no dominamos, que necesitamos que sean y que no podemos hacer que lo sean. Y solo nos queda decidirnos a confiar y volver a dejarnos vestir por el afecto y el servicio de...

SOLEMNIDAD DE TODOS LOS SANTOS. CICLO C (Ap 7,2-4.9-14; Sal 23, 1-2.3-4ab.5-6; 1Jn 3,1-3; Mt 5,1-12a)

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Quizá demos demasiado por descontado que, si nos enseñan a Jesús, si nos enseñan sus palabras, si nos muestran sus sentimientos nosotros los acogemos, lo aprendemos, lo hacemos nuestro por el hecho de que nos lo han enseñado. Saberlo es vivirlo, pensamos y sentimos demasiado rápidamente. En el evangelio de hoy, Jesús se sienta y proclama sus bienaventuranzas enseñando a sus discípulos. Pero, estos, ¿las aprehenden?, ¿las hacen suyas? No, aún no. Estamos al principio del evangelio y Mateo quiere mostrarnos la tarea que los discípulos y nosotros tenemos por delante: Acoger la presencia de Jesús como una bendición cuando nos sintamos pobres, cuando lloremos, cuando la impotencia por sentirnos desamparados anide en nuestro corazón sabiendo que en él tenemos nuestra roca segura, nuestro hueco en la eternidad bienaventurada; acoger su camino de misericordia cuando la vida nos sugiera ofrecer desprecio, su camino de mansedumbre cuando el corazón nos pida venganza, el camino de la justicia par...

DOMINGO XXX DEL TIEMPO ORDINARIO. CICLO C (Eclo 35,12-14.16-19a; Sal 33, 2-3.17-18.19.23; 2Tim 4,6-8.16-18; Lc 18, 9-14)

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El evangelio, y esto es muy importante comprenderlo, no es un conjunto de ideas sobre el mundo, que funcionan de manera genérica. El evangelio es un espacio de vida creado por Jesús, donde su palabra nos busca en nuestras situaciones concretas para sacarnos del “dominio de las tinieblas” (Col 1,13). Por eso, cuando leemos los evangelios y hacemos de ellos una verdad para juzgar el mundo seguimos presos de esas tinieblas que nos separan a unos de otros y que nos alejan de Dios. Y da lo mismo si juzgamos a los publicanos o a los fariseos. El evangelio es la presencia de Jesús que juzga en primer lugar nuestra vida, y lo hace solo para liberarnos de todo lo que nos hace daño, también del dominio de las buenas obras cuando están mal colocadas y nos hacen creernos superiores a los demás. Pero, a la vez, para liberarnos de nuestros pecados que tan fácilmente justificamos en nosotros y en los demás demasiado amparados en nuestra debilidad. Por eso, el evangelio de hoy no se nos da para juzgar...

FE Y DEVOCIÓN (Artículo de 'Vida nueva' 3430, p. 31)

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DOMINGO XXIX DEL TIEMPO ORDINARIO. CICLO C (Ex 17,8-13; Sal 120,1-8; 2Tim 3,14-4,2; Lc 18,1-8)

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Me gusta pensar que no hay nada que nos pida Dios que hagamos que no lo haya hecho él primero. Y que, por tanto, en el fondo no nos llama a otra cosa que ser su imagen. En el evangelio de hoy, Jesús habla de una viuda que suplica, a tiempo y a destiempo, ante un juez inicuo pidiendo justicia. Una viuda que insistió tanto que, al final, consiguió lo que se proponía. La viuda es un ejemplo de confianza en sí misma, en la razón de su petición que se manifiesta incluso si no ve indicios de que la vayan a responder. Pero, a la vez, la viuda, esto quizá no sea tan evidente, es un ejemplo de confianza en que incluso los injustos pueden hacer cosas justas, de que el fondo último de su corazón no puede estar emponzoñado como muestra la indiferencia y la iniquidad que es evidente. Y es entonces cuando la viuda, que la parábola pone como ejemplo para nuestra oración, se convierte también en imagen de Dios que sabe de la justicia de su palabra y confía, incluso si todo apunta a que no merece la pe...

DOMINGO XXVIII DEL TIEMPO ORDINARIO. CICLO C (2Re 5,14-17; Sal 97,1-4; 2Tim 2,8-13; Lc 17,11-19)

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La presencia de Dios no se impone como un huracán de gracia del que no puedes no darte cuenta. Está ahí, como el agua que corre por debajo de la tierra irrigándola y que solo de cuando en cuando se muestra en la superficie para fecundarla y saciar nuestra sed. El evangelio de hoy nos invita a gritar con confianza: “Maestro, ten compasión de nosotros”, no ves esta tierra nuestra sedienta de vida, no ves que nuestra carne está enferma. No ves que nuestro corazón es insensible, que nuestros pensamientos están ensimismados, que nuestras manos solo buscan coger y coger y coger, no ves que nuestras relaciones caminan bajo el sol agotador de la envidia, no ves que no podemos curarnos por nosotros mismos. En ocasiones, la superficie esta “reseca, agostada” (sal 63,1) y parece abandonada y necesita trabajos duros y pacientes para excavar y buscar el agua de la vida, trabajos que requieren confianza, pues muchas veces parecen inútiles porque al paso de los días solo se ve más tierra seca, como s...

Recensión de 'La palabra y el silencio' en Vida nueva.

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Mi nuevo libro de cuentos, y relatos breves.

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Hace unos días ha llegado a las librería mi nuevo libro. Esta vez con menos argumentaciones y más contemplación narrativa. Así lo presenta el editor en la contraportada:  Francisco García Martínez nos ofrece aquí una colección muy particular de cuentos, microrrelatos y narraciones breves de muy difícil adscripción genérica, aunque no por ello menos apetecibles. Compilados en torno a varias secciones temáticas, al uso de las mejores antologías del género, uno puede leer sus «Fragmentos apócrifos», como narraciones que reimaginan figuras bíblicas o conceptos teológicos; sus «Microrrelatos y cuentos litúrgicos», siguiendo el orden que marca el calendario litúrgico; y las secciones de «Microrrelatos fariseos» al lado de otros que da en llamar «cotidianos», como exploraciones de la fe y la espiritualidad en diversos contextos. El texto busca ofrecer reflexiones profundas sobre la experiencia humana y la relación con lo divino, a menudo a través de historias breves y evocadoras que invit...

DOMINGO XXVII DEL TIEMPO ORDINARIO. CICLO C (Hab 1,2-3; 2,2-4; Sal 94, 1-2.6-9; 2Tim 1,6-8.13-14; Lc 17,5-10)

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¿Qué quiere decir Jesús cuando afirma: "si tuvierais fe como un granito de mostaza podríais decir a una morera: «Arráncate de raíz y plántate en el mar», y os obedecería”? Esta afirmación responde a la petición de más fe de los discípulos. Lo hacen, sin embargo, antes de que sepan por experiencia que tienen poca fe. Porque esta petición se hace dramática cuando Jesús nos lleva hasta el límite de nuestras fuerzas, hasta ese lugar donde el mundo no respeta nuestras necesidades, nuestros méritos, nuestras razones, nuestras obligaciones. Ese lugar donde el mundo parece tragarnos sin importarle si es razonable o no, si es justo o no, si estamos preparados o no. Ese es el lugar donde sentimos que nuestra fe es siempre demasiado pequeña. En las palabras de Jesús, ese lugar está simbolizado por el mar. Y, paradójicamente, es en él donde nos dice que podríamos plantarnos y sostenernos y echar raíces. La morera de la que habla y a la que nos dice que podríamos pedir que se plante en el mar ...