Las manos del Señor (Arcabas)

Tu alma de sacerdote prepara la eucaristía y toma entre sus manos los pies cansados y sucios de la ofrenda que quiere presentar. Los colocas con afecto y ternura en el corporal puro de tu misericordia que los envuelve y serena. Solo esto quieres, ofrecer tu vida haciéndote uno con nuestro cuerpo de humanidad fatigada. Ofrecerla revivificada por tu amor omniabarcante hacia todos los que caminan sin saber si van a algún sitio o si solo recorren el laberinto cínico de la nada. Y repites cada día esta ofrenda ante tu Padre: Tú me los has dado y a ti te los devuelvo envueltos con el espíritu de amor que pusiste en mí. Los dejo en tus manos para que los pongas en pie y terminen ellos el camino de su vida mostrando la gloria que les diste.

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