DOMINGO XXIX. CICLO A. (Is 45, 1. 4-6; Sal 95, 1-10;1Tes 1, 1-5b; Mt 22, 15-21)
Entonces se forma una mezcla de alegría por saberse llamados y pena por no ser capaces de estar a la altura. Y uno puede emprender el camino de la humildad y la confianza, que son las únicas actitudes que nos dan la capacidad de acoger su llamada.
Todo lo demás me temo que es hipocresía y pactos con el diablo, por
más que tenga la forma de religiosidad honorable. Y esto es lo que creo que
está detrás del evangelio de hoy en el que la voz de Jesús se alza con un tono
fuerte y beligerante: “¡Hipócritas!”.
Porque a Jesús no parece importarle tanto la debilidad y el pecado de nuestra vida como la mentira de decir SÍ e inventarse formas de hacer NO. Así pues, mejor desnudarse y entristecerse con alegría ante el Señor que formar parte de los vestidos de una falsa cercanía a su vida.
Pintura de Sergio Pezzutti, Detrás de la máscara.
Comentarios
Publicar un comentario