REFLEXIÓN PARA LA FIESTA DE MARÍA MADRE DE DIOS
No basta Dios (perdón si parezco contradecir a Santa Teresa). Él mismo ha querido no bastar. Demasiadas veces lo dejamos todo en sus manos, como nuestros deseos hacia los demás en momentos como la Navidad. Sin embargo, él mismo parece decirnos hoy que necesita nuestra bendición para bendecir. Así podría sintetizarse la primera lectura: “Bendecid -dice el Señor- entonces yo bendeciré”. No basta Dios para bendecir, necesitó la bendición de María, Él mismo lo quiso. Todo para sus hijos, nada sin sus hijos, porque el amor de Dios no humilla, sino reconoce, estimula, suscita, alienta, nos hace grandes con lo que nos pide y nos da. Si pensamos en el título dado a María hoy, podemos decir: ¿no es excesivo? Pero así lo ha querido Dios. Entrar en el mundo dado a luz por la misma humanidad. Ahora bien, cuando bendecimos nos damos cuenta de nuestra pobreza, de los límites de nuestras palabras y nuestros gestos, de nuestra impotencia para crear vida, para sostenerla, para llenarla de alegría p...