LA FE Y LA RAZÓN
Esta es la razón por la que puede haber ciencia, porque existe orden y racionalidad en el mundo; y esta racionalidad, pensamos nosotros, refleja la misma razón de Dios que no es caótica ni arbitraria, sino que además de amor posee razones.
El recién fallecido Benedicto XVI se empeñaba con
énfasis en hacer notar que la razón era un componente de la fe, que cuando la
fe se deja solo en manos de las pasiones (o devociones) se empequeñece y
termina por deformar a Dios.
Y debiéramos volver sobre ello, porque la razón humana
es un reflejo de la divina por más que, como pasa con la pasión, pueda ser deformada
y convertirse no solo en caótica, sino en diabólica. Y por eso, la búsqueda de
la verdad, el pensar bien para amar bien, es un deber de todo cristiano y de
todo ser humano.
Pintura: Joan Miró, El oro del azur.
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