Pequeño cuento de Pentecostés
Resoplaban. Resoplaban esforzados con un empeño firme por descubrir las fuerzas vivas de la vida y dominarlas. Investigaban mirando fijamente el funcionamiento de las cosas. No se conformaban con que no hubiera más que lo que había funcionando siempre como siempre. Querían evolucionar, desarrollar formas nuevas de configurar la realidad abriendo una fuente de vida más plena. Innovar, hacer nuevas cosas, dejar atrás el aburrimiento que provocaba la realidad cuando ya se había conocido y utilizado. Cada día se les veía entrar en su laboratorio I+D+I dispuestos a dejar la vida para dar vida o para dar algún aparato nuevo a la vida o un poco más de tiempo a la vida o más facilidades a la vida… Y allí permanecían concentrados, fieles a su trabajo todo el día. Hombres y mujeres de todas clases, de todos los lugares, de todas las condiciones empeñados en el dichoso I+D+I en el que habían puesto todas sus esperanzas: “Algún día lo lograremos -se decían-. La vida será solo una explosi...